domingo, 27 de noviembre de 2016

Por acá entre fantasmas y toreros de carne y hueso


Hoy recuerdo que en casa de los abuelos, cuando apenas medio pajareaba mi menda, pensaba que lo más importante de lo que ahí había lo era el comedor, ¿la razón de esa creencia? Lo era que ahí había una mesa   grandísima que apantallaba por su tamaño y pa’ este escuincle, ese era motivo como pa’ pensar, que eso hacía al lugar  muy especial,   luego me empezaron a surgir dudas como ¿por qué la mayoría de los días estaba vacía? ¿No que era muy importante?,  entonces  ¿por qué casi nunca se llenaba? la respuesta era; solo se llena cuando vienen figuras.

Ese recuerdo familiar tan solo lo comparto  como una luz pa’ que no pensemos que lo que ha venido sucediendo a últimas fechas en la Plaza México, referente a los fantasmas que están espantando las taquillas sea algo raro ¿Por qué ha de ir la gente si no están los invitados grandes? Aparte de los  ‘baches’ (días, horarios y precios) que en cuanto lo remienden todo se facilitara además de que los bureles ya no se anden portando tan rejegos, mucha percha o poca y nada de apriete, ¡aguas que  eso también desanima a la gente!, mas también hay que decir que muchos aficionados han estado pugnando por que vengan ganaderías que fueron presente en otro presente, más ahora ya no rifan como sucedió con la de José Julián Llaguno, así que ese muertito no se le pude cargar a la promotora, más lo que está sucediendo es que ni empresa, ni público, no solo no están bailando al mismo son, sino que ninguno de los dos trae muy bien definidos los compases.

De eso de lo no muy compaginado, este fin de semana en la Plaza México se vivió el más claro de los ejemplos, cuando se presentaron dos encierros a los que había que acomodarles toreros que fueran con sus características, así que lo natural era que el sábado que salió una corrida cuajada y alta de alzada lo lógico es que hubiesen incrustado pa’ lidiarla al torero tal vez más alto de los contratados que lo es Fermín Rivera, por beneficio del espectáculo y sobre todo del propio torero, pues nada, todo lo contrario, pusieron en el cartel al más bajito de los toreros del elenco Juan Pablo Llaguno, con el riesgo de que uno de esos torotes lo fuera hasta pisar, aparte de que obviamente un torero que casi ni torea, pues a esos animalotes cinqueños y llenos de leña ‘pos’ no les iba hacer ni la reverencia, al día siguiente que fue el domingo éste de apenitas, echaron una corrida de El Vergel que pasará tal vez como la más chaparrona, cuatro añera que no asustaba a nadie, salvo uno, con trapío pa’ México y ¿qué cree usted que paso? pues que pusieron pa’ lidiarla al espigadísimo Fermín Rivera y aquí si no cabe la excusa de que tal o cual torero exigieron tal ganadería, pues ninguno de los seis  esta ni siquiera pa’ insinuar que quiere torear.

Ahora bien del sexteto de toreadores  cuatro fueron hechos en México y dos con pasaporte ibérico, que voy a escribir su nombre porque a menos de 24 horas ya se les ha de haber olvidado a todos los que los vieron, unos fue Ginés Marín y el otro José Garrido, de los que obligaron a ver con interés, lo que manufacturaban, fueron Fermín Rivera quien anduvo solvente, pulcro, técnico y sobrio toda la tarde, lo cual le permitió comprobar el fenómeno que en él se da y es el que sin tener una conexión con el tendido, este le valora  su quehacer al cual nos unimos sin más alharaca, que decir que en el potosino hay un torero.

Sergio Flores  torero apizaqueño, con aroma a curado de miel y frescura que huele a maguey, no conoce de envolturas más allá que las del sabrosísimo mixiote tlaxcalteca y es que así es este torero, no trae camisa almidonada ni come en manteles blancos y no lo hace porque él es como su toreo, de campo bravo, donde se sabe que pa’ sobresalir no hay que esperar el amanecer del día siguiente, este Sergio es pueblo y por ende fiesta, pero también es un guerrero y nunca un conformista por eso el domingo en la plaza grande pito como la maquinita de Apizaco fuerte y armonioso, más  por esta vez no se subió en ella porque se fue en volandas.

Y si persiste la duda si pa’ el próximo sábado estará O.K. Luis David Adame, como pa’ que le confirmen su alternativa, más si no está, lo lógico es que ese sitio lo ocupe por derecho propio Sergio Flores y le den unos días más al mediano de los Adames y si se trata de jugar las cartas a favor de la familia ¿por qué no pensar en ajustar la encerrona de Joselito? que por lo que dejo de hacer en su presentación al inicio de la temporada, donde no dejo el horno para bollos  y refuerzan el día guadalupano con un mano a mano en donde Luis David sea confirmado por parte de su hermano, maestro y guía, que además esa era la idea original y así todos contentos, no pierde interés el cartel del sábado 3 de diciembre, se repite a un triunfador como siempre debería de ser y a Joselito el 12 de diciembre, por un lado le dan un aliviane y paradójicamente le ponen una cuña con el beneficio en favor del público.

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