Arte Rafael Guízar
Las ilusiones pa’ mi menda, vienen siendo
divisas de alegría, aunque confieso que estas cada vez son más escasas, mas hoy
me permito ventilar la ilusión que me
causo ir por primera vez a la Plaza México. Era la temporada 1954 - 55 vi a un torero muy altote llamado Emilio
Ortuño ‘Jumillano’, esa tarde fue como destapar el frasco de las ilusiones, el
cual parece no agotarse en mí y por el contrario, reciclarse cada vez que se va
a inaugurar una temporada como la de
Novilladas, las que recuerdo costumbristamente se han dado con cuacos, claro
que existe otra modalidad que ahora saldrá a la palestra y es en las que los varilargueros ven el festejo desde el tendido, más sin embargo para
los chavales es una opción a un comienzo necesario y es que la historia siempre
se escribe con el principio, por ello unámonos a ella estando en ella sin
regateos y pensando que esto más que de
fe es de certeza y ojala tomemos conciencia que muchos sobramos en la fiesta, más
los nuevos tienen derecho a demostrar que pueden tener un lugar en ella y que
nunca lo tendrán si no se les brinda una oportunidad.
Y como el tiempo es mutante y con el todo
varia, se llegó a
pensar o a dudar que la temporada se fuera a realizar, pues
la brújula apuntaba al laberinto de las incertidumbres, mas como por arte de
magia, amor a la fiesta y una dosis de aventura, surgieron dos hombres
empresariales que no requieren de panegíricos, ni en sus giros taurinos, ni en
los profesionales, ellos son el galardonado con la medalla Belisario
Domínguez, Don Alberto Bailléres González y el Arq. Javier Sordo Madaleno, quien
recientemente se vistió de luces con el reconocimiento de Arquitectura que le
fue otorgado en el marco; The Real Estate Show, donde Don Javier expresara <En México podemos
hacer grandes cosas y materializar grandes sueños> (cita centrourbano.com),
este pensamiento o convicción seguramente
lo podemos aplicar al medio taurino y de ser así, estamos ante un hombre que
sabe a lo que va y esto en la Fiesta Brava es oro molido. La batuta direccional se la
entregaron a un joven emprendedor llamado Mario Zulaica, quien conoce el medio
de los tiempos presentes en todas sus facetas, mas no la llevara fácil, sobretodo
en la temporada chica, donde no contara con las dos
realidades o cuando menos con una de ellas que lo son Leo Valadez y Luis David
Adame.
Siguiendo con el
matador Zulaica hay que estar conscientes que no todo depende de él, pues la
verdad sea dicha la parrillada no está muy jugosa y es que si ustedes me lo permiten
habría que señalar que si las
circunstancias fueran otras, pues el
panorama en el albero sería diferente, pero hay que guisar con lo que se tenga,
sin que esto quiera decir que antes se tuvo más que hoy, simplemente que los tiempos
son diferentes y en los de ahora ya no
se cuenta con un símbolo de la torería nacional (Silverio Pérez), un mandón
(Manolo Martínez), un ídolo (Eloy Cavazos), tres toreros imanes como ‘Los
Mosqueteros’ (Rafael Rodríguez, Manuel Capetillo, Jesús Córdoba), un torerazo
de personalidad (Lorenzo Garza), un desbordador de arte (Fernando de los Reyes
‘El Callao’), una tercia de jalón (Valente Arellano, Ernesto Belmont, Manolo
Mejía), un par de gallos (Gabino Aguilar y Abel Flores), y que
conste que ahora hay toreros de gran calidad, aunque tampoco en boyantía las
cosas en su justa medida y hablando de justicia ojala un día seamos justos con
el más emblemático de los novilleros Félix Guzmán, cuyo espíritu hoy debe de
estar presente, como un ejemplo de la entrega, la enjundia y el valor que es lo
menos que pueden demostrar quienes estarán recibiendo la oportunidad de su vida
y a quienes habrá que medir con el equilibrio de su estatus y no amelcochándonos
al grado de confundir que hay que premiarlos
por simpáticos y no por toreros.
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